de humanidad o torpe desenvoltura en sus interlocutores más queridos. Buscaba incansable –en cada gesto inconsciente- para hallarse en otros.
Se esforzaba por complacer y por agradar (aunque no fuese complacido ni agradecido). Le disgustaba no gustar (pero sabía que para gustos no hay nada escrito). Se esforzaba por quedar bien: felicitaba cada año a cada uno de los miembros de su familia, a cada amigo, conocido en la distancia (cumpleaños solo). Un escueto mensaje para recordarles que seguía ahí-vivo en la distancia. Que seguía ahí, felicitando sin que
nada le hiciera verdaderamente feliz. (...)
Un día se cansó y dejó de felicitar para felicitarse el año que nunca llegaba. Dejó de escribir mensajes impostados y tiró el móvil por el balcón.
Aquel día recobró la conciencia del paso del tiempo
y de la vida toda.
Pero nunca dejó de buscar.
Esta búsqueda -se decía- me redime.... [28.02.14.]
No hay comentarios:
Publicar un comentario