Llegará la hora de decir "ya es la hora": el día en que comprendamos que no habrá más mañanas, ni más tiempo de descuento. Llegará todo y también todo pasará, como ya llegó y pasó para otros; como todas las vidas asumidas linealmente, sin curvas, ni baches desconcertantes... Llegará la hora y, por ahora, seguiremos todos los vivos percibiendo nuestra vida como una sucesión de genuinos acontecimientos dignos de mención y rememoración. Seguiremos pensando, reflexionando, creando, buscando nuevas fórmulas de manutención, entretenimiento y despilfarro. Nadie querrá comerse el tarro por cosas que no sean susceptibles de ser publicadas a los cuatro vientos, porque todos seremos guapos y altos y brindaremos por la conectividad y el mamoneo histriónico en la era de la revolución tecnológica y social.
(...)
Pero también llegará la hora de los insomnes, de los despiertos, de los desvelados, de los ignorados, marginados, visionarios..., y serán legión. Se turnarán para despertar a todos los dormidos, a todos los indolentes de vidas lineales prefabricadas, etiquetadas y envasadas al vacío.
(Ya lo hicieron en el cuento aquel; cuando llegue la hora de decir "ya es la hora").
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